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Ehzertoh de una dihkuzion entre Antonio Soler i Huan Porrah.

--Ehkrito en kahteyano i parte d'eyo en andaluh


Antonio Soler[]

En Mijas (Málaga, Andalucía) están reunidos cincuenta expertos en habla y escritura andaluza.

Uno de sus principales protagonistas es el licenciado Huan Porrah (que es el modo en el que firma el licenciado Juan Porras). También aparecen entre los organizadores algunos apellidos vascos y un tal Hozantonio. Estos estudiosos y escritores quieren poner en marcha la lengua andaluza. No sabemos cuál. Quizá tengan que hacer como los vascos, inventarse ese híbrido de dialectos, el batúa, para entenderse medianamente. Y es que por mucho que se lo propongan, el andaluz no es una lengua, y como dialecto tiene muchos afluentes. Si todavía estuviera Manuel Alvar entre nosotros nos explicaría con mucho detalle las diferencias que existen entre el habla de un granadino y un gaditano, entre un alménense y un sevillano. Es más, Manuel Alvar, nos hablaría de las diferencias lingüísticas de Mijas y Nerja. Ahí está, de todos modos, su extensa obra para ilustramos al respecto.

O sea, que los señores del encuentro andaluz tienen muy difícil la tarea de encontrar una lengua escrita andaluza. Porque muy bien podría darse el caso de que el licenciado Huan Forran no se llamase del mismo modo en Córdoba que en Jaén, y su personalidad sería mutante, dependiendo por donde circulara al sur de Despeñaperros. Dice este señor, Huan Porrah, que se siente muy orgulloso de ser •andaluz y de tener acento de la tierra. Es más, dice presumir de ello. Se comprende. Desde Séneca para acá, pasando por Góngora y Machado hasta llegar a Caballero Bonaid, creo que nos ha pasado a todos. Orgullo de ser andaluz. Otra cosa, claro, es lo de escribir en andaluz. Lo de trasquilar el idioma. Ir a la reducción. Escribir en onubense o en marbellí. Seguir la estrambótica propuesta ortográfica de García Márquez pero en plan localista.

Parece que una de las grandezas del andaluz es su tendencia a lo universal. Las puertas abiertas. Una postura que a veces puede hacer difuso lo andaluz a los profanos, pero que nos vacuna contra las orejeras estrechas de algunos males, el nacionalismo entre ellos. Es conocida la diatriba entre un pequeño grupo de escritores y críticos que defienden la existencia de la literatura andaluza y los de otra corriente que no reconoce unas características comunes que diferencien las obras creadas por los andaluces de la realizada por autores de otras comunidades con quienes compartimos lengua. Hubo incluso un congreso de novelistas que giró básicamente en tomo a ese tema.

Allí algunos de los grandes padres actuales de nuestro idioma. Francisco Ayala, Caballero Bonaid, Castilla del Pino, andaluces, zanjaron pronto el asunto. Ninguno reconoció la existencia de una literatura andaluza. Reconocían la lengua, el castellano, como única patria y valor diferenciador para un escritor. Justo Navarro, también defensor de esta última tesis, pronunció una frase memorable. «Ser andaluz es no ser andaluz».

En un encuentro posterior de escritores celebrado en [[Zebiya (Ziuda}|Sevilla]], Justo me dijo que tal vez sí existía una literatura andaluza, y en la puerta del matadero de esa ciudad me comunicó que desde ese momento se constituía en un escritor andaluz. No sé si habrá mantenido ese pensamiento. En cualquier caso, lo que piense justo Navarro sobre el asunto no importa demasiado, lo que importa es que siga escribiendo libros muy buenos. Eso, más que llamarse Huan, Güan o Juan, es lo que le debería importar a los organizadores de esa reunión de Escritores en Andaluz.

El MUNDO-ANDALUCIA

31-8-02


Huan Porrah[]

RESPUESTA DE HUAN PORRAH A ANTONIO SOLER EN EL MUNDO-ANDALUCIA (7-9-02)


Miha/Mijas (Málaga), a 3 de septiembre de 2002.

Sr. Director del Mundo-edición Andalucía:

Haciendo uso de mi derecho a la réplica y por ser directamente aludido quiero puntualizar y reprochar al columnista de El Mundo de Andalucía Antonio Soler su falta de rigor y de escrúpulos, todo ello reflejado en su artículo "Andaluces" publicado en este periódico el pasado 31 de agosto en la página A5. Soy Huan Porrah (nº Rgtro. OEPM 2.135.618/1), organizador de la recién celebrada Hunta d’ehkritoreh en andalú – o Reunión de escritores/as en andaluz, junto a otras versiones ortográficas –, licenciado en filosofía y especializado en antropología social simbólica (a escasos meses de doctorarme), con algunas nociones de lingüística y, en lo que aquí respecta, escritor en andalú. Si el sr. Antonio Soler hubiese cumplido su quehacer periodístico o comentarista medianamente en condiciones habría tenido la bondad de documentarse de primera mano acerca de aquello que va a demonizar: o bien visitando la web de El Adarve-Revista de Estudios Andaluces ( http://www.andalucia.cc/adarve )único sospechoso de tener "apellido" vasco y resulta que es de Sierra Mágina emigrado a Catalunya; si su padre le hubiese llamado Kevin o Clark no habría planteado esos prejuicios anti-andaluces en Antonio Soler que, por cierto, porta un apellido oriundo de los Països Catalans.

No da lugar a desperdicio la cantidad de estereotipos falsamente creados desde una intelectualidad orgánica mediocre que cacarea consignas anti-desviacionistas desde sus poltronas académicas, asentadas por la ideológica, apriorística e interesada interpretación de las realidades lingüísticas, lo cual debería ser lo más alejado de un espíritu científico más objetivo e imparcial (léase sino el libro La dignidad e igualdad de las lenguas del catedrático madrileño Juan Carlos Moreno Cabrera). Uno de ellos es la no-unidad del andalú: ¿cuántos libros ha leído A. Soler acerca de los argumentos lingüísticos que defienden esa unidad? ¿O es el típico chantaje de "o la unidad – grande y libre – del español o el caos"? Como los intelectuales honrados saben, la realidad lingüística en todo el mundo son los dialectos, las lenguas (incluído el sacrosanto castellano) son convenciones artificiales en torno a una modalidad dialectal (¿vallisoletana?) que por motivos políticos o de otra índol

Yo nunca he dicho presumir de ser andaluz, pero ya que e nazío y bibo en un pueblo d’ahkí y zoi un andalú ke no eh un ehkahtao, zí k’eh berdá ke ziento la tierra y no m’aberguenzo d’eyo. No es que hable mal el español, es que e aprendío mu bien lo ke dehe xikueliyo m’a enzeñao mi hente. Otra cosa son lo que nos enseñan en las escuelas oficiales. Siento acabar así, pero soy cateto y a mucha honra. Zalú y ar kudio,

Huan Porrah.

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